
La ansiedad es una respuesta natural del cuerpo ante situaciones de estrés o peligro. En pequeñas dosis, puede ser beneficiosa, ayudándonos a mantenernos alerta y concentrados. Sin embargo, cuando la ansiedad se convierte en un problema crónico o recurrente, su impacto en el cuerpo puede ser significativo y afectar a diversas áreas de nuestra salud física y mental.
La ansiedad no es solo una experiencia emocional; también tiene efectos tangibles en el cuerpo. Por eso, desde Clic Psicología online queremos que descubras 11 efectos de la ansiedad en el cuerpo, cómo se manifiestan y por qué es crucial abordar los síntomas de ansiedad a tiempo para evitar que impacten nuestra salud general.
1. Problemas cardíacos: Aceleración del ritmo cardíaco
Uno de los efectos inmediatos de la ansiedad es el aumento de la frecuencia cardíaca. Cuando una persona experimenta ansiedad, el cuerpo entra en un estado de “lucha o huida”, liberando hormonas como la adrenalina. Esto provoca que el corazón bombee más rápido para llevar más sangre a los músculos, preparándolos para una respuesta física ante el peligro.
Si bien esta respuesta es útil en situaciones de emergencia, cuando se convierte en una experiencia constante o crónica, puede llevar a problemas como la taquicardia, presión arterial elevada e incluso un mayor riesgo de enfermedades cardíacas a largo plazo. Es por eso que muchas personas con trastornos de ansiedad también experimentan palpitaciones o dolor en el pecho.
2. Tensión muscular y dolor
La ansiedad provoca que los músculos se contraigan constantemente, lo que puede generar dolores y malestar general. Muchas personas con ansiedad crónica informan de dolores en la espalda, los hombros, el cuello y la cabeza debido a la tensión muscular prolongada.
Este fenómeno ocurre porque, al igual que el corazón, los músculos también se preparan para responder al peligro percibido. Sin embargo, cuando la ansiedad es continua, los músculos permanecen tensos, lo que puede llevar a trastornos como el dolor crónico o la aparición de contracturas musculares. Además, la postura suele verse afectada por la tensión, lo que agrava los problemas musculares.
3. Problemas digestivos
El sistema digestivo es altamente sensible a los efectos del estrés y la ansiedad. Las personas que sufren de ansiedad a menudo experimentan problemas digestivos, como diarrea, estreñimiento, gases y dolor abdominal.
Uno de los trastornos más asociados con la ansiedad es el síndrome del intestino irritable (SII), una afección que causa dolor abdominal y cambios en los hábitos intestinales. La ansiedad puede desencadenar o empeorar los síntomas del SII, lo que puede hacer que los pacientes entren en un círculo vicioso de ansiedad y malestar digestivo.
4. Dificultades respiratorias
La ansiedad puede afectar la respiración, haciendo que las personas respiren más rápido y superficialmente, lo que se conoce como hiperventilación. Esta respiración rápida y superficial puede hacer que el nivel de dióxido de carbono en la sangre baje, lo que a su vez puede provocar mareos, sensación de ahogo y opresión en el pecho.
En casos extremos, la hiperventilación puede llevar a un ataque de pánico, en el que la persona siente que no puede respirar adecuadamente. Esta respuesta respiratoria no solo genera malestar, sino que también puede tener efectos a largo plazo en el funcionamiento de los pulmones y en la calidad de vida general.
5. Fatiga crónica
Experimentar ansiedad de manera constante puede ser extremadamente agotador para el cuerpo. Las personas que sufren de ansiedad crónica suelen sentirse cansadas todo el tiempo, incluso si no han realizado grandes esfuerzos físicos. Esto ocurre porque la mente y el cuerpo están en constante estado de alerta, lo que drena la energía.
Este agotamiento también puede estar relacionado con problemas de sueño, ya que muchas personas ansiosas tienen dificultades para conciliar el sueño o experimentan insomnio, lo que agrava aún más la sensación de fatiga.
6. Problemas de sueño
La ansiedad es una de las principales causas del insomnio. Muchas personas con ansiedad encuentran difícil relajarse lo suficiente como para conciliar el sueño, ya que sus mentes suelen estar ocupadas con preocupaciones o pensamientos intrusivos. Incluso si logran dormir, es común que experimenten sueño no reparador o que se despierten varias veces durante la noche.
Además, la ansiedad también puede dar lugar a pesadillas o sueños perturbadores, que interrumpen el descanso y contribuyen a una sensación de cansancio y falta de energía durante el día.
7. Problemas de la piel
La piel es uno de los órganos más grandes del cuerpo y también puede verse afectada por la ansiedad. Es común que las personas con ansiedad experimenten brotes de acné, erupciones o urticaria. El estrés y la ansiedad pueden alterar los niveles hormonales, lo que puede causar inflamación de la piel y agravar problemas preexistentes como el eczema o la psoriasis.
Además, algunas personas desarrollan hábitos nerviosos, como rascarse o frotarse la piel de manera compulsiva, lo que puede llevar a irritaciones, infecciones o cicatrices.
8. Sistema inmunológico debilitado
La ansiedad prolongada y el estrés crónico pueden debilitar el sistema inmunológico, haciendo que el cuerpo sea más vulnerable a infecciones y enfermedades. Las personas que sufren de ansiedad suelen enfermarse con mayor frecuencia y tienen dificultades para recuperarse de enfermedades comunes como resfriados o infecciones.
Este debilitamiento del sistema inmunológico se debe a que la ansiedad activa una respuesta inflamatoria en el cuerpo, lo que puede interferir con la capacidad del sistema inmunológico para combatir patógenos de manera eficiente.
9. Problemas de concentración y memoria
La ansiedad no solo afecta al cuerpo, sino también al cerebro. Cuando una persona experimenta ansiedad, su capacidad para concentrarse y recordar información se ve comprometida. La niebla mental o la dificultad para concentrarse son quejas comunes entre las personas con ansiedad crónica.
Esto se debe a que el cerebro está constantemente enfocado en el estrés y las preocupaciones, lo que dificulta la concentración en otras tareas. Además, el agotamiento mental que causa la ansiedad puede afectar negativamente a la memoria a corto plazo, dificultando la retención y el procesamiento de nueva información.
10. Problemas alimenticios
La ansiedad puede tener efectos muy diversos en el apetito de una persona. Algunas personas experimentan una disminución del apetito debido al malestar estomacal o la falta de interés en la comida. Otras, en cambio, pueden encontrar consuelo en la comida y desarrollar hábitos alimenticios compulsivos, lo que se conoce como alimentación emocional.
Estos cambios en el apetito pueden tener consecuencias a largo plazo, como la pérdida o ganancia de peso significativa, lo que puede derivar en problemas de salud como la desnutrición, la obesidad o trastornos alimenticios.
11. Problemas hormonales
La ansiedad crónica puede alterar el equilibrio hormonal del cuerpo, en particular los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Cuando los niveles de cortisol permanecen elevados durante mucho tiempo, pueden surgir problemas como el aumento de peso, especialmente en la zona abdominal, problemas menstruales en las mujeres y disfunción eréctil en los hombres.
Además, el cortisol elevado también puede afectar la salud ósea, disminuyendo la densidad ósea y aumentando el riesgo de osteoporosis. También está relacionado con un mayor riesgo de enfermedades crónicas, como la diabetes tipo 2 y la hipertensión.

Como ves, la ansiedad no solo es una condición psicológica; sus efectos físicos en el cuerpo pueden ser devastadores si no se tratan adecuadamente. Reconocer estos efectos es el primer paso para buscar ayuda profesional y aprender a gestionar la ansiedad de manera efectiva.
En Clic Psicología online te ayudamos a comprender y manejar tu ansiedad, con herramientas y estrategias efectivas para reducir su impacto tanto en la mente como en el cuerpo. Si crees que la ansiedad está afectando tu salud, no dudes en contactar con nosotras para recibir el apoyo que necesitas.
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