Los trastornos emocionales son cambios en nuestra forma de experimentar las emociones que hacen que las identifiquemos como excesivamente intensas, duraderas y frecuentes. De tal manera que generan un malestar continuo en quienes los padecen.
Presión en el pecho, problemas gastrointestinales, sensación de ahogo, dolor de cabeza, aumento o disminución del apetito, somnolencia o insomnio, tensión muscular, cansancio…
Presencia de esquemas de pensamiento intrusivos que llevan a la persona a preocupaciones excesivas, anticipaciones negativas, miedos irracionales, rumiaciones…
Síntomas comportamentales en los que la conducta de la persona puede dirigirse hacia la evitación de ciertas situaciones para evitar el malestar, la impulsividad o la inactividad provocada por la pérdida del interés en las actividades que antes generaban satisfacción.
No existe un solo origen para estos trastornos, suelen surgir por la combinación de varias de las siguientes causas
Los trastornos emocionales no se heredan como tal pero sí podemos encontrar una vulnerabilidad genética a sufrirlos, es decir, aquellas personas en las que hay una historia familiar de trastornos emocionales tienen mayor probabilidad de padecerlos.
Existen hormonas como la serotonina o la dopamina cuyo desequilibrio a nivel cerebral genera alteraciones en el estado de ánimo.
Eventos traumáticos o situaciones de estrés en el pasado pueden generar en la persona un miedo intenso y rechazo hacia aquellos eventos que puedan asemejarse con la situación problemática vivida anteriormente.
Tu camino empieza con unas preguntas sencillas.
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